Flora

Si algún color define a los valles de nuestro territorio es el verde del bosque y el verde de los helechales, pastizales y los prados. Los árboles más abundantes y característicos son las frondosas atlánticas, que tienden a formar bosques monoespecíficos, como es el caso de los grandes hayedos, o mixtos, en cuya composición entran robles y hayas, acompañados de olmos, tilos, arces, fresnos, castaños, etc.

Los hayedos dominan gran parte de nuestro paisaje. Los más importantes son los de la sierra de Aralar y de los pueblos cercanos de Baraibar, Iribas, Alli, Astitz, Oderitz y Madotz. Otro hayedo importante es el de Leitzalarrea, que se extiende al norte de Leitza hasta Guipúzcoa y el río Ollín.

A los hayedos suelen ir asociados el helecho, el acebo, el espino y algunas otras plantas menores. En la Reserva Natural de Putxerri, en las solanas, abunda también el tejo.

Los bosques de robles son menos extensos, pero los hay también magníficos en Larraun -en Arruitz, Azpirotz, Lezaeta y Lekunberri-, y Ultzama -Orgi, en término del concejo de Lizaso, todos ellos de roble pedunculado (Quercus robur). Aunque menos numerosos también existen rodales de roble sésil (Quercus petraea) en Larraun -Albiasu y Baraibar-.

Acompañando a los robledales y muchas veces formando un bosque mixto encontraremos castaños, fresnos, avellanos, arces, olmos, abedules, tilos, etc. y un sotobosque de espinos, acebos, endrinos, enebros, ruscos, serbales, helechos, brezos, bojes, zarzas, etc.

Otro tipo de bosque son los de ribera, que acompañan a los ríos formando una especie de galería con especies propias como sauces y mimbres, alisos, fresnos, álamos, avellanos y olmos. Tampoco es raro encontrarse con pinares de repoblación que han ocupado espacios de anteriores robledales.

Finalmente, resulta extraño encontrar en un clima atlántico como el nuestro algunos enclaves de vegetación típicamente mediterránea. Es el caso de un pequeño encinar en Imotz, entre Etxaleku y Eraso.